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El propósito del convenio que hice con él era proporcionarle una vida próspera y paz. Le di mis instrucciones para que aprendiera a respetarme, y él me obedeció y tuvo en muy alta estima mi gran fama. Él dio a conocer al pueblo todas las enseñanzas verdaderas que yo le había dado. Nunca intentó engañar a la gente; caminó de acuerdo a mi voluntad y consejos, vivió una vida buena y practicando la justicia, e hizo que muchos abandonaran su vida de maldad.

»Los sacerdotes deberían encargarse de dar a conocer al pueblo mis instrucciones, y estar siempre dispuestos a enseñar las cosas buenas que yo quiero mi pueblo realice. ¡Ellos son los mensajeros del Señor Todopoderoso!

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